Francisco bendiciones.
Lo que dices tiene mucho de cierto.
La Iglesia Católica tiene claro el concepto de Iglesia Militante, Purgante y Triunfante.
La fiesta de los fieles difuntos hace clara referencia a las almas del purgatorio y no a los Santos y pues realmente NO SABEMOS QUIEN ES PURGANTE, NI TRIUNFANTE Y MENOS CONDENADO, por lo que el deber de oración para con nuestros difuntos no ha de tener un fin.
Para la Iglesia es claro que dentro del dogma de la Comunión de los Santos, hay la posibilidad de manifestaciones de seres espirituales en el campo terrenal (episodio de la transfiguración), como de experiencias espirituales de las personas 2 Cor 12,2. Pero este no es el caso a tratar.
Es un reto para la Iglesia (PERO NO SOLO DE LOS SACERDOTES SINO DE LOS LAICOS EN EL EJERCICIO RESPONSABLE DE SU FE), el retomar el valor y el sentido real de las celebraciones religiosas para que no pasen a ser meras celebraciones culturales, lo cual siempre anda en detrimento de nuestra fe. Los desordenes de la devoción son el principal problema de la Iglesia en la actualidad junto con el desprecio por lo sagrado.
Estas celebraciones comunitarias, no generan un riesgo para el alma, sino que por el contrario representan un confort en el duelo de los deudos. No hay invocación de espíritus malignos por lo cual no es malo, aunque quizás sea inútil. La Iglesia procurando siempre no violentar las culturas, busca no entrometerse en determinados asuntos de la celebración y la tradición autóctona y es claro que en México es bastante peculiar y el reto es bastante grande.
De cualquier modo, lo rescatable de esto, es la esperanza y la confianza demostrada en la trascendencia del alma y en el sentido de unidad en el Espíritu.
Lo censurable es olvidar el sentido de la oración por el de una parranda que no aprovecha a ninguna de las partes, ni al difunto ni al visitante.
Edificar la Iglesia, un reto tuyo, mío, de todos.
BENDICIONES