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Una disculpa si el contenido de este baner no es apropiado, trabajamos en ello. Bendiciones.

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por (960 puntos) en Biblia
BASES BIBLICAS. SI JESUS NO DICE NADA AL RESPECTO!!!!!! ESTAS SON SOLO SE REALIZAN POR LOS CATOLICOS

5 Respuestas

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No se habla de ellas, pero si del sacrificio y del ofrecimiento de estos. Digamos que es una manera de sacrificio, como el ayuno, puede ser para opedir una gracia personal o comunal ofrecer tu cansancio, tu esfuerzo al asistir a algun lugar, e incluso tambien como agradecimiento por las gracias recibidas Realmente el ir hasta determinado lugar no tiene sentido si no se le ofrece con amor a Dios...
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por (36,060 puntos)
Amigo PITT, las peregrinaciones estan incluidas en la lista de los sacramentales (signos sagrados que crean la ocasión de un encuentro con Dios). Desde la antiguedad en el pueblo Judío habían peregrinaciones. Las tribus iban todos los años a Jerusalem a celebrar la pascua, no más es recordarlo en el pasaje de la -pérdida del niño Jesús-. La nueva alianza y el nuevo testamento no precisan este tipo de eventos, ya que promulgan más lo verdaderamente importante LA TRANFORMACIóN DE VIDA Y LA MISERICORDIA, más que el sacrificio. No obstante, es de vital importancia (e importancia sentimental) la inevitable recordación de eventos magníficos atribuibles Dios, y así se ha hecho desde tiempos inmemoriables en la Iglesia desde que se vio libre de la opresión imperial. De tal modo que las peregrinaciones nos ponen en un estado interior amoroso y penitente, cuando las hacemos movidos por la fe y no por la ocasión turística. Quien se coloca en verdadera actitud peregrina puede, además de tener la ocasión de orar con ofrecimiento, el experimentar la vivencia del pueblo de Dios y su largo caminar a la tierra prometida, que para el cristiano no hace otra referencia sino a la propia vida en camino a la eternidad. De tal manera que no lo hacemos como exigencia o precepto, sino que lo hacemos por amor. Obviamente las peregrinaciones del cristiano no necesariamente implican el viaje a Tierra Santa, sino que pueden ser a sitios como los Santuarios donde se hace recordación de un evento especialísimo (una aparición celestial por ejemplo), donde residen los restos de algún hombre venerable y santo que dió testimonio del Dios vivo, o más fácil aún, LA IDA AL TEMPLO A LA SANTA MISA O AL SAGRARIO donde se hace recordación diaria del misterio pascual y que es más importante que todo movimiento de mil kilómetros UN ABRAZO EN CRISTO JESúS.
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por (21,780 puntos)
Las peregrinaciones suelen ser aire fresco para el alma, beber Agua del manantial. Po experiencia te dire que fuí a Tierra Santa, y vine transformado. Son lugares de oración y recogimiento, pero para ello es necesario tener las ideas muy claras por lo que se va. Normalmente va un secerdote que va marcando las pautas para un buen aprovechamiento.
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Historia de las peregrinaciones Las Peregrinaciones iniciaron en la Iglesia antes de la paz otorgada por el emperador Constantino en el 313, aunque aumentaron considerablemente cuando la Iglesia gozó de paz y libertad en el Imperio Romano. Las más antiguas peregrinaciones cristianas tenían como destino Roma y Tierra Santa como a las tumbas de los mártires. La más famosa de las peregrinas de esa época fue una española de nombre Egeria, quien nos narra cómo se celebraban estas peregrinaciones en Tierra Santa en el siglo IV. Las peregrinaciones en honor a la Bienaventurada Virgen María cobran fuerza entre los siglos V-VII principalmente en Nazareth. Pero, no es sino hasta los siglos XIV-XVII cuando lograron su más alto esplendor y participación. En la actualidad, la Iglesia encuentra en el Papa Juan Pablo II el modelo de los peregrinos. El nos recuerda que el cristiano es ante todo un peregrino (GS 7) y que la Iglesia misma es un pueblo peregrino (LG 8). La Peregrinación nos ofrece la posibilidad de reencontramos con nuestra propia historia cristiana, nuestra realidad transitoria en este mundo. Pero la nota característica es la forma festiva y gozosa de estas peregrinaciones, que ha de recordarnos que nuestro peregrinar hacia Dios no debe, ni puede ser lastimoso ni triste. Así pues, las peregrinaciones favorecen la práctica de los valores cristianos, estimulan un culto integral a Dios (ver, oír, cantar, escuchar, tocar, convivir, etc.) Nos dispone a ser agradecidos y ante todo nos recuerda nuestra común subsistencia y la necesidad de una salvación comunitaria. Pero, la Iglesia no es la única que realiza peregrinaciones, esto también sucede entre los judíos, los musulmanes, los budistas, etc, y los valores constantes son: la purificación, la renovación y la iluminación. Para la Iglesia, además de esto, la peregrinación cumple con un sentido social: Manifestar públicamente la pertenencia a la Iglesia y en este caso el amor y la devoción a la Virgen María de Guadalupe. El modo de hacer una peregrinación ha variado con los siglos y con los lugares, pero básicamente ha mantenido su fisonomía. En la antigüedad se hacía así: 1. Se reunían en un lugar sagrado ( Templo ) 2. Escuchaban la Palabra de Dios. 3. Se instruía sobre el sentido de la peregrinación. 4. Recibían la Bendición para partir. Nota.- Con esto se quería señalar que es precisamente la Palabra de Dios la que nos abre el camino en la vida y que la iglesia siempre es convocada y dirigida por Dios en todo momento y circunstancia. 5. Los peregrinos se ponían en camino, orando, cantando, conviviendo, conociendo. Nota. - No se trataba de ir a encontrar a Dios, o a la Virgen o a los santos. Dios siempre está con nosotros y la intercesión de María Santísima y de los santos es constante. No, se trataba ante todo de ir a un lugar donde el peregrino, sentía de una manera en especial esa providencia, esa intercesión siempre perenne de Dios, de la Virgen, de los santos. 6. La Peregrinación, finalmente, no concluye al llegar al santuario o meta de la peregrinación y de participar en los actos de Litúrgicos o de devoción, o en firmar el libro de peregrinos, o de adquirir algunos recuerdos como estampitas, medallas, agua bendita, etc. Se trataba y debe tratarse todavía de - recargar las energías - de cobrar nuevo vigor e impulso para llevar y hacer presente la gracia de Dios al volver a casa. Entusiasmar y alegrar a los miembros de la familia, de la comunidad que no pudieron asistir. Se trata ante todo, de infamarnos en el propósito de extender el Reino de Dios, tal como lo pide el Papa Juan Pablo II: Una nueva evangelización nueva en su impulso, nueva en sus métodos, nueva en su ardor.
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Historia de las peregrinaciones Las Peregrinaciones iniciaron en la Iglesia antes de la paz otorgada por el emperador Constantino en el 313, aunque aumentaron considerablemente cuando la Iglesia gozó de paz y libertad en el Imperio Romano. Las más antiguas peregrinaciones cristianas tenían como destino Roma y Tierra Santa como a las tumbas de los mártires. La más famosa de las peregrinas de esa época fue una española de nombre Egeria, quien nos narra cómo se celebraban estas peregrinaciones en Tierra Santa en el siglo IV. Las peregrinaciones en honor a la Bienaventurada Virgen María cobran fuerza entre los siglos V-VII principalmente en Nazareth. Pero, no es sino hasta los siglos XIV-XVII cuando lograron su más alto esplendor y participación. En la actualidad, la Iglesia encuentra en el Papa Juan Pablo II el modelo de los peregrinos. El nos recuerda que el cristiano es ante todo un peregrino (GS 7) y que la Iglesia misma es un pueblo peregrino (LG 8). La Peregrinación nos ofrece la posibilidad de reencontramos con nuestra propia historia cristiana, nuestra realidad transitoria en este mundo. Pero la nota característica es la forma festiva y gozosa de estas peregrinaciones, que ha de recordarnos que nuestro peregrinar hacia Dios no debe, ni puede ser lastimoso ni triste. Así pues, las peregrinaciones favorecen la práctica de los valores cristianos, estimulan un culto integral a Dios (ver, oír, cantar, escuchar, tocar, convivir, etc.) Nos dispone a ser agradecidos y ante todo nos recuerda nuestra común subsistencia y la necesidad de una salvación comunitaria. Pero, la Iglesia no es la única que realiza peregrinaciones, esto también sucede entre los judíos, los musulmanes, los budistas, etc, y los valores constantes son: la purificación, la renovación y la iluminación. Para la Iglesia, además de esto, la peregrinación cumple con un sentido social: Manifestar públicamente la pertenencia a la Iglesia y en este caso el amor y la devoción a la Virgen María de Guadalupe. El modo de hacer una peregrinación ha variado con los siglos y con los lugares, pero básicamente ha mantenido su fisonomía. En la antigüedad se hacía así: 1. Se reunían en un lugar sagrado ( Templo ) 2. Escuchaban la Palabra de Dios. 3. Se instruía sobre el sentido de la peregrinación. 4. Recibían la Bendición para partir. Nota.- Con esto se quería señalar que es precisamente la Palabra de Dios la que nos abre el camino en la vida y que la iglesia siempre es convocada y dirigida por Dios en todo momento y circunstancia. 5. Los peregrinos se ponían en camino, orando, cantando, conviviendo, conociendo. Nota. - No se trataba de ir a encontrar a Dios, o a la Virgen o a los santos. Dios siempre está con nosotros y la intercesión de María Santísima y de los santos es constante. No, se trataba ante todo de ir a un lugar donde el peregrino, sentía de una manera en especial esa providencia, esa intercesión siempre perenne de Dios, de la Virgen, de los santos. 6. La Peregrinación, finalmente, no concluye al llegar al santuario o meta de la peregrinación y de participar en los actos de Litúrgicos o de devoción, o en firmar el libro de peregrinos, o de adquirir algunos recuerdos como estampitas, medallas, agua bendita, etc. Se trataba y debe tratarse todavía de - recargar las energías - de cobrar nuevo vigor e impulso para llevar y hacer presente la gracia de Dios al volver a casa. Entusiasmar y alegrar a los miembros de la familia, de la comunidad que no pudieron asistir. Se trata ante todo, de infamarnos en el propósito de extender el Reino de Dios, tal como lo pide el Papa Juan Pablo II: Una nueva evangelización nueva en su impulso, nueva en sus métodos, nueva en su ardor.
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